Al pasar frente a una iglesia pensé: "después de todo, al final del camino, todas las mentirillas que hayamos podido emanar son detectadas", en nuestro pase al otro mundo, el fin de nuestra vida o la transmutación (cómo quiera que nuestra fe nos haga llamarlo) el ser supremo sabrá siempre la verdad. Con ese pensamiento en mano me armé del lente, enfoqué y la luz dio vida a la segunda fotografía del concurso.
Día 2: Un detector de mentiras |
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